Los niños españoles consumen más del doble de azúcares añadidos de lo recomendable

Los niños españoles consumen al día más del doble de azúcares añadidos de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS): 55,7 gramos/día, muy por encima del máximo de 25 gramos/día. Así se desprende del estudio «Consumo de azúcar añadido en niños españoles (7-12 años) y densidad de nutrientes de los alimentos que contribuyen a dicho consumo: un estudio observacional», liderado por catedrático de Fisiología del Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos ‘José Mataix Verdú’, de la Universidad de Granada; Jesús Francisco Rodríguez Huertas, catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada, que ha sido publicado en la revista norteamericana Nutrients. 

Los autores construyeron un índice para evaluar el valor nutricional de los alimentos objeto del estudio, reflejando la densidad de nutrientes presente en cada porción de cada alimento (NDIS), y un índice de ingesta diaria de nutrientes (DNII), calculado en función de la cantidad diaria consumida de cada alimento. 

De acuerdo con los resultados, el 65% de los azúcares añadidos consumidos diariamente por los niños españoles procede de alimentos y/o productos con baja densidad nutricional: el azúcar blanco, mermeladas, salsas, golosinas, cacao en polvo, refrescos, helados, galletas, néctares de fruta, pastelería y bollería industrial, barras de chocolate, bizcochos y repostería casera, bebidas energéticas y/o para deportistas.

Según los datos de la investigación y del índice NDIS, la leche es el alimento más consumido por los niños españoles y cuenta con una densidad nutricional muy alta –sólo mejorada por las leches infantiles enriquecidas, que son el alimento con mayor aporte de nutrientes esenciales por ración-. La leche aporta proteínas de alto valor biológico, calcio, fósforo, magnesio, potasio, zinc, vitamina A, riboflavina y niacina, nutrientes esenciales para su etapa de desarrollo y crecimiento.

Errores de percepción de los padres

El trabajo realizado revela que no todos los padres tienen una visión clara sobre el perfil nutricional de los alimentos que consumen sus hijos. En palabras del catedrático, «la mayoría de los padres piensan que algunos de los alimentos que eligen prioritariamente son saludables, y sin embargo, están entre los que más azúcares añadidos tienen».

Es particularmente llamativo el caso de los bizcochos y de la repostería casera, que los padres valoran con un perfil nutricional bueno, equivalente al de las leches enriquecidas infantiles o las bebidas vegetales, cuando aportan 17 grs. de azúcar añadido por ración y tienen un bajo índice de densidad nutricional. O el de las galletas, consumidas ampliamente por la mayoría de niños, que son percibidas positivamente, a pesar de aportar más de 10 grs. de azúcar añadido por ración.

Propuestas para reducir su consumo

Una de las principales conclusiones de este trabajo es que el valor nutricional de un alimento no debe evaluarse sólo en función del azúcar que contiene, sino que deben considerarse el resto de nutrientes que éste puede aportar a la dieta, es decir, su densidad nutricional. 

«Lo importante es informar a la población para que sepan dónde están esos azúcares añadidos y así puedan elegir», explica la catedrática del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada, la Dra. María Dolores Mesa-García, y añade: «No se trata de eliminar este tipo de alimentos altos en azúcares añadidos, sino que la gente sea consciente y su consumo sea solamente ocasional».

Para esto, propone que los organismos reguladores obliguen a que el etiquetado incluya la cantidad de azúcares añadidos de manera separada a los azúcares naturalmente presentes en los alimentos, así como instar a la industria a que reformule este tipo de alimentos para que incluyan menos azúcar, de manera similar a lo que se ha ido haciendo con la sal.

Metodología

El estudio, que ha contado con una muestra de 1.775 adultos con hijos de entre 7 y 12 años, tenía como objetivo estimar la ingesta de azúcares añadidos y analizar la densidad nutricional de los alimentos que aportan estos azúcares a la dieta de los menores. Los resultados han permitido conocer el patrón de consumo de alimentos con azúcares añadidos en los niños, a través de un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos y de percepción de calidad nutricional dirigido a los padres. 

Los autores construyeron un índice para evaluar la calidad nutricional de los alimentos objeto del estudio, reflejando la densidad de nutrientes presente en cada porción de cada alimento (NDIS), y un índice de ingesta diaria de nutrientes (DNII), calculado en función de la cantidad diaria consumida de cada alimento.